Pese a que el sector de la construcción todavía se mantiene en recuperación y experimenta los efectos de la inflación, la industria reflejó un aumento de 36.9% entre junio de 2022 y el mismo mes de 2023, siendo el principal impulsor del crecimiento de la inversión, que creció a una tasa anual del 28.6% siendo la cifra más alta en poco más de dos años, desde mayo de 2021 cuando reflejó 43.7% de crecimiento anual.
Lo anterior fue recopilado en el estudio “Nota del Indicador Mensual de la Inversión Fija Bruta de INEGI”, publicado por el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), el cual recoge que “las variaciones anuales de la construcción no residencial (el más importante desde 1996) y de la inversión en maquinaria y equipo importados, estuvieron entre las más altas jamás registradas con 70.25 % y 28.01%, respectivamente”.
Tal como precisa el documento, “el aumento en la inversión durante este período se atribuye principalmente al gasto en construcción por las obras insignia de esta administración, incluido el Tren Maya y el corredor transoceánico del Istmo de Tehuantepec. Dado que se prevé que se construirán hasta 52 proyectos en las cercanías, se pronostica que el corredor en particular siga creciendo a medio y largo plazo, contribuyendo al fuerte avance de la construcción no residencial”. También hay que citar, que la inversión residencial manifestó una reducción en su desarrollo, teniendo un máximo de 67.9% en abril de 2021.
CRECE LA PRODUCCIÓN
La investigación de CEESCO apunta que, según cifras del INEGI, durante la primera mitad del 2023, la producción del sector manifestó una recuperación, creciendo 4.2% respecto al mismo periodo del año mientras que al comparar junio de este periodo contra diciembre de 2022, se recuperó 6.5%.
En cuando a la producción de las empresas constructoras, el informe apunta que “durante el primer semestre de 2023, se ha registrado un aumento de 10.5% respecto al primer semestre del año previo. Al cierre de 2023 se espera un crecimiento de 6.5% (más/menos un punto porcentual), respecto al periodo anterior”.
Se pronostica que, de seguir en esta tendencia, “puede beneficiarse por la relocalización de los proveedores de empresas norteamericanas, sin embargo, habrá que mantener especial atención a los efectos inflacionarios del año pasado que se siguen resintiendo en la industria de la construcción”.
ALGUNOS RETOS
A pesar del estimado de crecimiento económico para este año, que muestra signos positivos, persiste un déficit significativo del 16% con respecto al resultado obtenido en 2019, antes de la pandemia. Si bien esta cifra representa un avance positivo, las empresas constructoras continúan enfrentando desafíos considerables. Las consecuencias de la reforma en la subcontratación han afectado de manera notable a la fuerza laboral, mientras que la inversión insuficiente, tanto pública, como privada, sigue siendo un obstáculo crítico para una recuperación plena y sostenible en el sector.
El comportamiento de la inflación en los últimos años ha sido un tema de preocupación constante. Tras un cierre en 2021 con una tasa del 7.36%, la inflación general siguió una tendencia alcista, alcanzando su punto máximo en septiembre de 2022 con un 8.70%. Sin embargo, se observó un cambio de rumbo en el transcurso del 2022 culminando con un 7.82%. El 2023 ha traído consigo un alivio en este frente, con una inflación que ha seguido descendiendo y, al llegar a julio, se ubicó en 4.79%. Este descenso gradual es un alivio para los consumidores y un indicio positivo en términos de estabilidad económica, aunque la vigilancia constante sigue siendo esencial para mantener la inflación bajo control.
En lo que respecta al sector de la construcción, al cierre del año 2021, registró un incremento significativo del 15.32%. Durante el transcurso de 2022, experimentó fluctuaciones notables, alcanzando su punto máximo en mayo con un 16.70%, para luego cerrar ese periodo con un nivel del 8.56%. Sin embargo, al llegar al mes de julio de 2023, se observó un comportamiento más moderado en los precios, con un aumento del 1.21%, que se encuentra por debajo de la tasa de inflación general. Esa estabilización en el sector de la construcción es un indicio positivo de la recuperación económica y brinda un respiro a los actores involucrados en esta importante industria.
MATERIALES Y SUS PRECIOS
Tal como publicó el informe de CEESCO “los materiales que presentaron un aumento en su precio fueron: los tubos de cobre con un 16.9%, los muebles y accesorios para baño 10.3%, los bloques y tabiques de concreto 9.9%, por su parte, los que registraron un decremento fueron: diésel -25.3%, asfalto y mezclas asfálticas -23.1%”.
El organismo señaló que, a principios de este año, el mercado del cobre experimentó un notable aumento en sus costos, impulsado por dos factores clave. En primer lugar, la escasez de inventarios contribuyó a la presión alcista, ya que la demanda superaba la oferta disponible. Además, las expectativas de una recuperación ganaron impulso económico cuando China, uno de los principales consumidores de cobre a nivel mundial, levantó las restricciones relacionadas con la pandemia, lo que generó optimismo en los mercados. Por otro lado, la tendencia opuesta se reflejó en los precios de los combustibles, como el diésel y la gasolina, que experimentaron una disminución. Esta reducción se atribuye principalmente a la caída en los precios del petróleo en los mercados internacionales, que a su vez se vio influenciada por las fluctuaciones en los tipos de cambio.
CONCLUSIONES
Finalmente, el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), refiere que el desempeño de la inflación en los meses recientes ha generado cierto respiro para el Banco de México, lo que le permite adoptar una postura de mantener la tasa de interés en un 11.25% durante los meses de agosto y septiembre de 2023.
Esta decisión marca una pausa en el ciclo alcista que se había mantenido desde febrero de 2021, lo que sugiere una medida cautelosa para evaluar la estabilidad económica en medio de la incertidumbre global. Sin embargo, es importante destacar que la tasa real, que representa la diferencia entre la tasa de interés de referencia y la inflación, se encuentra en un 6.46%, alcanzando su nivel más alto en la historia económica del país, lo que refleja la persistente preocupación por la inflación y las presiones que enfrenta el Banco Central para equilibrar el crecimiento económico con la estabilidad de precios.
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