La naturaleza siempre estuvo dispuesta a enseñar el camino, pero no lo comprendíamos, o al menos, no en la sociedad moderna; hasta hace poco, en varios campos. La arquitectura entre ellos.
En la antigüedad, genios como, por ejemplo, Leonardo Da Vinci, fueron capaces de dar los primeros pasos en lo que hoy se conoce como biomimética. A través de la observación y estudio de la anatomía de los pájaros, descrita en su libro "Código del Vuelo de las Aves", construyó las famosas invenciones de máquinas voladoras.
El término como tal, surgió en 1974, cuando fue registrado en el Diccionario Websters: Biomimética (de bio, “vida”, y mimesis, “imitar”). Antes, en la década de los años 60, se le empezó a nombrar como “biónico”, pero derivado principalmente de la novela “Cyborg” de Martin Caidin, que posteriormente desembocó en la serie televisiva “El Hombre Biónico”.
El concepto fue entonces relacionado con partes artificiales del cuerpo humano y, por esta razón, se evitó el uso del término hasta que en 1982 finalmente se estableció como "Biomimesis", con sus expresiones “biomimética” y “biomimetismo”, y con su significado: es la ciencia que estudia a la naturaleza como fuente de inspiración de tecnologías innovadoras, para resolver problemas humanos que la naturaleza ha resuelto, a través de modelos de sistemas (mecánica), procesos (química), o elementos que imitan o se inspiran en ella.
EL PRIMER EJEMPLO
La biomimética en la arquitectura moderna -o al menos el primer ejemplo abiertamente inspirado en esta técnica-, llegó de la mano del arquitecto Mick Pearce. Se dedicó a estudiar el flujo de aire dentro de una colonia de termitas, tratando de comprender cómo es que estos insectos logran controlar el clima interno a pesar de que las temperaturas externas oscilan entre 1,5 y 40 grados centígrados.
El arquitecto nacido en Zimbabwe logró desentrañar el ‘secreto’, puso manos a la obra y el resultado fue el primer edificio biomimético conocido: el Centro Eastgate de su país natal, un centro comercial y de oficinas diseñado para ser ventilado y refrigerado por medios totalmente naturales, construido en 1996 y considerado como el primer edificio en el mundo que utilizó refrigeración natural a este nivel de sofisticación, con lo que anualmente se ahorra 3,5 millones de dólares gracias a su autorregulación.
La biomimética hoy en día cobra gran relevancia como una técnica vital en los tiempos que vivimos, donde se esperan cambios estructurales de los fundamentos de la sociedad (economía, industria, medioambiente). Muchos de los problemas en las urbes en la actualidad van desde el desgaste agresivo de recursos energéticos y sus consecuencias como suministros contaminantes producidos en un inmueble, hasta el costo excesivo en la manutención de los mismos.
Es así que la arquitectura biomimética nace con el único propósito de adaptar los proyectos constructivos al ambiente con ayuda de la geometría de los diseños naturales y de las propiedades de los materiales sostenibles, para desarrollar ciudades inteligentes que fomenten la preservación y las características propias de una región.
“La naturaleza utiliza muy poco material y lo coloca en el lugar correcto, y ofrece lecciones importantísimas sobre la administración eficiente de recursos y economías circulares”, dice al respecto Sigrid Adriaenssens, profesora del departamento de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Princeton, al destacar la biomimética como punto focal para la construcción y desarrollo de las urbes modernas.
07/09/2022
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